viernes, 25 de marzo de 2011

Muñeca de trapo

En todo lo que he vivido, me arrepiento de pocas cosas… y si me arrepiento, mas bien me arrepiento de aquello que no he hecho.

Muchos me han señalado con el dedo y muchos aun lo siguen haciendo, pero incluso en estos momentos en los que no tengo nadie alrededor, en los que se que dejo todo atrás, quiera o no quiera, en estos momentos en los que estoy sola, sin nadie criticando ni aplaudiendo, se que me soy fiel, sí engañe, sí mentí, sí huí, sí me quede, sí cambie de opinión o sí defendí a muerte algo que ya no existe, fue porque creía que era lo mejor, porque en cierto modo defendía mi forma de ser. Sé que a lo mejor no era lo correcto, lo que debía hacer… era lo que quería hacer en ese momento, por eso no me arrepiento, jamás lo are!





No se donde estaré mañana, no tengo mas opciones, por eso se que no me arrepentiré. He aprendido que hay quien esta ahí si o si, quien no le importa donde vaya ni de donde venga, he aprendido que alguien puede llegar a conocerme mejor que yo. El pasado debe quedar atrás y es un error no darnos cuenta que hay cosas que no somos capaces de reconocer, igual que es un error no amar por no sufrir. En estos últimos días, todo cambia, pensaba que era una botella cerrada, que nadie sabia lo que había dentro, he sido incapaz de reconocer mis debilidades, hasta que me he topado de frente con ellas, sigo buscándote en cada par de ojos que me encuentro. No se que hacer para dejarte aquí, ni la distancia ni el tiempo te han apartado de mi, solo me queda pensar en esa muñeca de trapo en la que me quieres convertir.



Pasa el tiempo y hago balance, en este tiempo he ganado y he perdido… pero aun así, puedo sonreír tranquila, porque se, que lo que he ganado supera con creces todo aquello que quiero enterrar entre días lluviosos y flores de azahar.

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lunes, 24 de enero de 2011

Perdida




Ayer, y tras 20 días de coma, mi vecina perdió al segundo de sus hijos. Un accidente de coche, igual que perdió al primero.
El primero, era mi amigo. Fue el velatorio mas difícil al que he asistido. Desde ese día, cada vez que me veía, me decía que tuviera mas hijos, que no tuviera solo uno, porque una desgracia como la que le había sucedido a ella acabaría conmigo, si solo tuviera un hijo y ella daba gracias a Dios por tener a su hijo pequeño con ella.
He sido incapaz de ir al velatorio y tampoco he ido al entierro… por cobardía, creo.
No se me ocurre la manera en que una mujer pueda superar la muerte de sus dos hijos, no se me ocurren palabras de consuelo para esa madre.
Desde ayer, no me he separado de mi hijo en ningún momento, he dormido con él, intentando así atesorar todos los recuerdos posibles pensando en que alguna vez sean lo único que me quede.
Pero una y otra vez en estos días, mi mente y mi corazón quisieran encontrar la forma de aliviar un poco el sufrimiento y el dolor que se debe sentir. Pero creo que no existe.